LIBRO/ Capitulo I :El Clan del lobo de la sierra de Baljerri
Hacía verdaderamente mucho frío, la humedad era demasiado elevada y la niebla impedía ver la cima de la sierra de Baljerri, cadena montañosa que separa los valles de Mena y Carranza cuyo pico central se conoce también a ambos lados como Baljerri, uno de los montes sagrados del clan neandertal.
La hojarasca y ramas caídas de los nogales y castaños de los cercanos bosques del poblado de Lanzasagudas, adivinaban la inminente llegada de la recogida de castañas y nueces, muy abundantes en la zona y fundamentales en su alimentación para el resto del año, era entonces cuando las mujeres del clan demostraban su valía, pues ellas y los niños recolectaban los frutos.
Laux, el jefe del clan compartía las características propias de todos los neandertales; sus cortas piernas les permitían recorrer grandes distancias, aunque a velocidad reducida, carecían de mentón, huesos fuertes, frente hundida, gran orificio nasal con el que atemperaban los gélidos aires del valle carranzano, amplitud de tórax debido a la enorme demanda de oxigeno que requería su agitada actividad ... él sabía que su hora como jefe del clan llegaba a su fin, pues su cara reflejaba el cansancio propio de su avanzada edad, había alcanzado una longevidad que ningún jefe neandertal hubiera imaginado, tenía treinta y cinco años y era ciego de un ojo, casi ni recordaba desde cuando ejercía de jefe, bueno en realidad si que se acordaba pero prefería mantener dicho recuerdo en el olvido…no obstante el clan reconocía que poseía virtudes apropiadas para seguir liderándoles, las cuales nada tenían que ver con sus atributos físicos.
Tlak era con diferencia el cazador más destacado del clan, con diferencia el más alto pues medía casi un metro y setenta centímetros y debido a su juventud y arrogancia, pensaba que él era el miembro del clan más adecuado para liderarlos, dada la precaria situación del actual jefe. Desde la alfombra de hojas secas del hayedo de Baljerri, Tlak acababa de desperezarse, desentumeció sus grandes miembros superiores con enormes aspavientos, y tras largas horas de cavilaciones decidió volver a reunirse con el clan, cuando la intensa niebla desapareciera de la cumbre. Tlak seguía siendo un joven engreído y arrogante que constantemente ofendía y provocaba a Laux, era evidente lo que buscaba…
A mediados de la época de recogida, Tlak comenzó a perseguir y acosar a Linf, una de las hijas de Laux, su intención no era desahogar sus instintos, sino evidentemente provocar a Laux, lo que aconteció esa mañana provocó que el clan echara a Tlak de la cueva a pedradas, éste, dolorido y furioso prometió regresar y vengarse tras el destierro. A Linf le estaba reservado un compañero especial, debía ser el futuro jefe del clan tras la muerte de Laux…
A lo largo de la cordada de montes que conformaban los dominios de los neandertales en la zona, habitaban varios clanes. Hacia esos poblados se dirigió Tlak para buscar protección, un auxilio necesario pues a pesar de su juventud, fortaleza y capacidad para la caza, no podría resistir en solitario durante demasiado tiempo…El paisaje donde vivían era accidentado y desigual, había montañas en todas las direcciones Baljerri, Zalama, Saltipiñia, Maza de Pando, Peña Ranero, conformando un valle profundo con una vegetación en la que predominaban los bosques de castaños, hayas, robles, abetos, avellanos, tilos, tejos, abedules, sauces, nogales y en los cuales pastaban grandes herbívoros como rinocerontes, elefantes, ciervos, renos, cabras monteses, corzos, caballos, además de otros grandes mamíferos como el temible oso de las cavernas. Estas presas les eran disputadas a los neandertales por otros temibles carniceros depredadores; el león, las hienas, el lince, y por supuesto el lobo…
Pasaron los meses y los años, Tlak era ya maduro, los hombres de su clan maduraban a los quince años y Tlak ya había cumplido dieciocho, sus dotes cinegéticas le permitieron subsistir hasta que tras deambular por el extenso territorio halló cobijo en un grupo, que por cierto en muy poco se parecía a su clan. Tlak no lo sabía pero no eran neandertales, venían desde lejos, no estaban aún asentados pero debido a una superior cultura y a sus mejores armas, pensaban en ir desalojando de sus tierras a los diferentes clanes neandertales que a su paso habían ido encontrando, pero quizás en esta zona montañosa no les iba a resultar tan fácil.
Tlak no sospechaba, que en realidad los homosapiens llegados desde las tierras gélidas del norte, se estaban asentando poco a poco a costa de la desaparición de su comunidad. Éstos le aceptaron tras comprobar su excepcional destreza en la fundamental tarea de la caza, y el conocimiento de las tierras que iban descubriendo, pero a pesar de que Tlak había madurado, sólo parecía haberlo hecho en lo que respecta al mero paso del tiempo, porque aún seguía cegado por su odio al clan, a Laux en particular y sus ganas de desquitarse conseguían que no acertara a vislumbrar lo que los Cro-magnon pretendían.
Mientras tanto la vida en el clan del jefe Laux había cambiado completamente, algo sucedió a los pocos meses de expulsar a Tlak del clan, algo que iba a cambiar no sólo al clan, sino también la evolución de la propia Historia…
El enterramiento de Laux fue un acontecimiento para la pequeña comunidad neandertal de la zona montañosa, todos los clanes cercanos enviaron representantes al ritual como expresión de respeto y consideración a Laux, Plot fue nombrado como era previsible, sucesor en el mando de la tribu, Plot había heredado una increíble fuerza y además era muy sensible con los más desprotegidos del clan, los pocos ancianos que subsistían a duras penas y los niños, su propia infancia no había sido fácil pero consiguió con el tiempo ganarse la confianza de Laux. Salieron de la cueva atravesando el bosque de hayedos y robles que protegían los dominios del clan y bajaron hasta Lanzasagudas, desde aquí y tras cruzar el río que lo atraviesa, se dirigieron como en procesión hasta el poblado de Aldeacueva, es aquí donde iban a realizar la inhumación por expreso deseo de Laux, el motivo era simple, en una cueva próxima al poblado, la madre de Laux había muerto, esa oquedad en la peña era el origen del nombre del poblado, Klasma que así se llamaba la madre de Laux, era la encargada de recolectar las especias y demás hierbas que la tribu necesitaba y cuya utilidad había sido transmitida durante milenios para alivio de diversas dolencias. Por ese motivo Klasma ocupaba un lugar destacado en el seno de la tribu, era admirada y respetada, creían que la Diosa Naturaleza la había otorgado el don de conocer las propiedades curativas de las diferentes plantas, que los antepasados de Klasma por vía de la tradición oral habían transmitido.
El poblado así como la propia cueva quedaban abrigadas por una inmensa peña que majestuosa presidía y era testigo de la vida de aquellas gentes. La enorme cueva tenía dos bocas de entrada, la principal con cuarenta y cinco metros de anchura y quince metros de altura por la que se adentraba un pequeño riachuelo que iba a morir por una de las galerías internas principales, era la entrada más utilizada por el clan. La otra entrada se situaba un poco más arriba pero al lado, y a los pocos metros de adentrarse iba a conectar con la principal. Encima de la boca principal había una especie de balconada casi inaccesible debido a estar situada a una altura de tres metros difícil de salvar por el clan de Plot. Sólo Ghut, uno de los jóvenes integrantes del clan, era capaz de trepar por aquellas escarpadas paredes con una habilidad increíble, se impulsaba dando un gran salto y prácticamente rozando la empinada pared de roca y con otro par de impulsos se agarraba a un diminuto saliente, el cual parecía estar allí colocado, para que Ghut pudiera terminar de alcanzar aquella pequeña cavidad encima de la entrada principal de la cueva del clan. Desde aquél escondite el joven Ghut fue capaz de escuchar en más de una ocasión sin quererlo, alguna reunión de los hombres del clan, éstas solían suceder cuando el tiempo lo permitía en una enorme roca rectangular, horizontalmente colocada, allí los hombres del clan llegaban a tomar decisiones muy importantes, y que estaban absolutamente vedadas a las mujer y niños, por lo que sin quererlo incumplió una de las normas sagradas del clan y no tenía valor para desvelar su secreto por temor a las represalias que el clan y sobretodo Plot, podían tomar. Porque Plot era un buen jefe pero respetaba escrupulosamente las reglas que sus antepasados les habían transmitido, y a quien las incumplía les castigaba duramente y sin dudarlo.
Por ello Ghut vivía con un desasosiego permanente, porque había escuchado cosas que además no podía revelar...
¡Quizás algún día!
Klasma se había refugiado del ataque de una manada de lobos mientras se encontraba recolectando raíces y frutos silvestres, buscaba algo diferente, su propio padre ya anciano sufría serias complicaciones pulmonares debido a la exposición continuada al polvo de carbón, procedente de las brasas, tan necesarias para la supervivencia del clan, pero Klasma no sabía realmente como aliviarle y andaba buscando en las laderas de Aldeacueva una inspiración…
Cuando los lobos se decidieron a atacar tras dar con la cueva, habían pasado varias horas y Klasma había tenido tiempo suficiente, de provocarse el parto del hijo que llevaba en sus entrañas, y del que se encontraba en sus últimas semanas de gestación, probablemente utilizara hojas de frambuesa para estimular el útero, para ello tuvo que encender una hoguera saltándose los preparativos iniciales del ritual del fuego que el clan llevaba rigurosamente como respeto a los dioses y espíritus, seguro que lo entenderían… ese mismo fuego fue el que mantuvo alejada la manada de lobos en el exterior de la cueva aullando, cuando el resplandor que se adivinaba desde el exterior se iba diluyendo y los lobos ya habían empezado a introducir sus babeantes hocicos a la vez que se relamían con los olores que el parto emanaba…
Cuando parte del clan llegó hasta la cueva tras oír los llantos del recién nacido presenciaron una escena que jamás olvidarían, Klasma yacía en posición fetal y rodeaba con sus brazos a un bebé que por fuerza estaba predestinado a liderar a su tribu, en el exterior de la cueva una manada de lobos a pesar del hambre se resistía a atacar al bebe de la fallecida Klasma, era habitual que las mujeres del clan fallecieran en el parto de sus hijos, por eso también era raro ver mujeres ancianas en el seno de la tribu, al darse cuenta de la tardanza de Klasma y de su avanzado estado de gestación los integrantes del clan fueron en su busca y terminaron de ahuyentar a los cánidos.
Eran ciertamente los terribles llantos de Laux los que impedían a los lobos entrar a la cueva, aquellos sollozos se oían como gritos desgarradores, eran tan profundos y espeluznantes a la vez, que nadie en el clan podía recordar nada parecido. Era como si el recién nacido Laux estuviera comunicándose con aquella manada, como si aquellos lobos hubieran acudido realmente a presentar sus respetos al futuro jefe de todos los clanes que habitaban la cordillera montañosa… Desde ese momento la tribu pasó a considerar a los lobos como su tótem, como el verdadero símbolo de la unidad del clan.
El clan del lobo de Baljerri, compartía con su tótem muchas cualidades, cazadores excelentes, viven en manada y pertenecen frecuentemente a una misma familia o familias, utilizan cuevas o guaridas para su protección, se mantienen unidos con sus hembras, ayudan a los recién nacidos y a los que ya no pueden cazar, comparten gruñidos, aullidos…
Quizás aquellos verdaderos aullidos de Laux hicieran retroceder a la manada de lobos.
Cuando llegó el clan a las inmediaciones de la cueva, a la que tanto debía no sólo Laux sino toda la tribu, se podían vislumbrar gestos emotivos en aquellas personas tan rudas, no hubo lágrimas pero el silencio que se produjo durante unos minutos fue el momento más emocionante de la historia del clan, pasado ese momento empezaron las danzas, los gruñidos de dolor, la pintura de sus cuerpos… luego en silencio tras evocar aquellos recuerdos llegaron al fondo de la cueva donde se hallaba enterrada Klasma, en el mismo sitio en que naciera Laux, allí le enterraron y así juntos unieron sus espíritus madre e hijo, hecho lo cual siguió el ritual funerario que finalizaron depositando una calavera de lobo sobre las tumbas.
Tlak guió a su clan cro-magnon hasta las proximidades de Baljerri, estaban concretamente en el poblado de Lanzasagudas, muy cerca de la cueva del clan, de su clan. Aquella magnifica montaña le traía recuerdos, su niñez se desarrolló en aquella tierra que ahora más que nunca añoraba, pero sus mayores recuerdos suponían sed de venganza…
Habían pasado los años, y ya no sentía nada por aquellas personas que le habían desterrado, no le importó asesinar a los vigías que estaban en las inmediaciones de la cueva, con sus propias manos, dejaba el camino libre para que los cro-magnon llegaran hasta la propia entrada de la cueva, éstos observaron cómo en ella no había más que niños, mujeres y pocos ancianos, el resto del clan debía haber salido, estaban en una de esas acciones que Tlak tanto apreciaba, pues era en esas salidas dónde se sentía realmente el jefe del clan, debido a su superior talento y fortaleza.
Había caído la noche cuando el clan llegó a su cueva, entretanto los cro-magnon se dedicaron a saciar su hambre con los pocos víveres que allí encontraron, se estaban empezando a impacientar con Tlak pues éste les había narrado les excelencias que en aquellas montañas iban a encontrar, mientras lo que Tlak buscaba era el apoyo de los cro-magnon para ayudarle a convertirse en jefe, en ese momento se dio cuenta del peligro en que se encontraba su propia vida. Ezkly jefe de los cro-magnon quería saciar su sed de violencia con Tlak, nunca llegó a cogerle el cariño suficiente como para aceptarle en el seno de su clan, sólo quería un privilegiado guía y un fornido muchacho que ayudara en las tareas cotidianas, le caía mal ciertamente, lo veía como un maldito traidor de su propio pueblo…
Estaban enojados, y como Tlak lo percibía, quiso apaciguar a los cro-magnon pero era consciente del riesgo…
Al llegar los miembros del clan, a pesar de estar fundidos por el cansancio tras horas y horas de travesía y caza, al darse cuenta de la situación tuvieron que dejar en aquél mismo sitio, al formidable oso que habían dado caza en las proximidades del monte Zalama , recurrieron a las lanzas al ver a los vigías asesinados y con ellas en lo alto se dirigieron feroces y temerosos a la vez a las inmediaciones de la cueva, pero estaban mal organizados…en ese momento Tlak se dio cuenta que no era Laux el que lideraba al clan, debido a la ofuscación que sufría, se había olvidado completamente del propio paso del tiempo.
Enfrascado en sus limitados razonamientos no se dio cuenta cuando una vocecilla se le acercó y le susurró que Laux había muerto al poco tiempo de haber sido desterrado, Laux ya era mayor y era lógico que ya hubiese fallecido…la misma vocecilla le susurró que ahora el jefe del clan era un joven llamado Plot. En manos de Plot había dejado Laux el destino de su clan, aunque sabía que esto podría acarrear consecuencias, no sabía realmente si para bien o para mal…
De nuevo se acercó a Tlak la vocecilla confesándole que el clan estaba pasando por dificultades, nuevas enfermedades estaban causando estragos en los clanes que habitaban la zona montañosa,
Lo que nadie sabía era que Tlak estaba ayudando a la extinción de su propio pueblo, aunque se empezaba a dar cuenta de las consecuencias de sus actos, era cuestión de tiempo que estos clanes provenientes de algún lugar del norte, más allá de las grandes montañas, llegaran a las inmediaciones de Carranza o no…Esta última vez Tlak reconoció la voz que le susurraba en la oscuridad de la cueva, era Linf la hija de Laux acosada y violada por Tlak….
Ezkly jefe de los cro-magnon estaba realmente furioso y empezó a golpear a los ancianos, Tlak ya era consciente de la tragedia por la que pasaba su gente y del riesgo en que había puesto sus ya de por sí penosas vidas, entonces llegaron los neandertales con las lanzas en alto…en ese mismo momento Tlak consiguió convencer a Ezkly para que le dejaran hablar con Plot, éste era un muchacho realmente fuerte, hábil y realmente sagaz, en esto último su padre no había tenido mucho que ver realmente… enseguida desconfió de Tlak dándose cuenta de que la pervivencia del grupo pasaba por retar a muerte al traidor que había llevado a los enemigos hasta su tierra.
Era un reto de lucha a muerte, de tal modo que quien saliera victorioso se quedaría en aquél lugar, esto colmaría las ansias de venganza de Tlak pero claro el clan de los cro-magnon no había acudido hasta allí para facilitar a un traidor conseguir la jefatura de su clan…
Esas ansias de venganza se habían debilitado bastante tras hablar con Linf y observar a los ancianos ser golpeados por los cro-magnon, y palidecía por momentos al ver las consecuencias de sus actos, al fin y al cabo era su clan, su propia familia, su gente…
Mientras Tlak meditaba, en el exterior de la cueva los neandertales comenzaron el ritual del fuego, , ese fuego venerado por todos, al que adoraban y temían y al que tanto debían ,tomaron cierta cantidad de pirita, fragmentos de mineral, traído desde un poblado no muy lejano y conocido como Galdames, en la que este material abundaba y cuya utilidad para producir fuego había sido comunicada de generación en generación entre los neandertales, a la vez que emitían extraños sonidos guturales y gritos que asustaban a los mismos lobos que cohabitaban aquellas montañas con el clan.
El procedimiento para ejecutarlo era sencillo usaban la pirita machacándola contra las piedras de silex del exterior de la cueva ocasionando chispas, en cuyo momento aprovechaban para utilizar material orgánico seco, como excrementos animales…los cro-magnon observaron asombrados la táctica que empleaba el clan enemigo, pues ellos conseguían el fuego por un procedimiento diferente, el cual consistía en el empleo de dos maderas , frotaban una vara contra una plataforma del mismo material pero de diferente densidad, esta fricción favorecía la aparición de pequeñas chispas, los combustibles utilizados no diferían , se trataba también de excrementos e incluso setas secas recolectadas , que al ser material orgánico constituía un material muy inflamable y por lo tanto muy adecuado para sus fines en la consecución del valiosísimo fuego.
Los cro-magnon estaban extrañados porque desde que vieron a Tlak se imaginaron a un clan diferente y más primitivo que el que ellos representaban y si bien sus rasgos físicos eran claramente diferenciados, ellos estaban peor adaptados al frío de aquella zona montañosa que los neandertales. Los cro-magnon creyeron ver en definitiva un clan bastante más atrasado que el que ahora se les presentaba y al que empezaron a valorar un poco más…
Mientras los encargados del ritual del fuego seguían con los preparativos del mismo, en este momento se encontraban pintándose los cuerpos con el ocre que extraían de las rocas arcillosas que abundaban en la zona, Linf volvió a acercarse al hombre que la poseyó y al que creía debía respetar a pesar del humillante destierro posterior que a modo de castigo y a pedradas le impusieron. En este momento y con lagrimas en los ojos Linf le confesó que Plot, el nuevo jefe del clan y al que se iba a enfrentar en realidad era, su hijo, la consecuencia de los actos de Tlak a modo de ofensa y provocación a Laux…
A esas alturas Tlak ya se había dado cuenta del error en que se resumía su propia vida, fue arrogante y engreído, provocador y además vulneró las normas de conducta internas del clan al someter a la hija del jefe del clan, si bien podían someter a cualquier mujer cuando quisieran, el clan no admitía que Laux sufriera provocación alguna, era con diferencia el mejor jefe que jamás había tenido el clan, el cual dominaba e imponía su ley al resto de los neandertales de Carranza, desde sus dominios de Baljerri. ¡Laux debía ser respetado!
Ya era demasiado tarde para casi todo, Tlak había iniciado una estúpida venganza, pero
¡Cómo podía evitar lo que ya presentían todos los neandertales del clan de Baljerri…!
¡Cómo evitar la desaparición de los neandertales…! Sólo cabía una posibilidad, y Tlak ya había decidido que la iba a ejecutar…
El clan ya había realizado todos los preparativos para una pelea a muerte entre padre e hijo, la tensión se podía respirar, el miedo de los neandertales pasara lo que pasara era evidente pues a pesar de que ellos eran más fuertes veían a los cro-magnon mejor organizados y a la vez mucho más numerosos… iba a ser un desastre, y se prepararon para lo peor.
Cuando llegó la hora se vio a Tlak con la mirada perdida, ahora se acordaba de Laux, ¡Qué buen jefe había sido! Jamás puso en peligro la vida de tan siquiera un miembro del clan, siempre enseñaba a los más jóvenes el arte de la caza, les enseñaba tácticas defensivas y había conseguido la supremacía de todos los clanes que habitaban el cordel montañoso a ambos lados desde la zona cántabra de Ramales y Soba hasta Trucíos llegando incluso a la zona del valle de Mena.
Cuando su hijo le propinó el primer ataque, él sencillamente dejó que hundiera con su brazo derecho el hacha de mano sobre su estómago, a la vez que le remataba en el cuello incrustándole la punta de silex de su lanza de madera con su otra mano, pero Tlak había muerto mucho antes del primer ataque de Plot, simplemente dejó que su hijo acabara de la mejor manera posible con el sufrimiento que durante aquellas interminables horas se había convertido su existencia, su corazón ya estaba dejando de latir, su débil visión se dirigía borrosa hacia las vivas llamas del que podía ser el último fuego que su clan le había dedicado sin saberlo. Plot echaba espuma por la boca, se trataba de defender a su clan y puso toda su energía sobre el cuerpo de un hombre abatido, pero que a la vez se sentía inmensamente feliz porque era lo único bueno que había hecho en sus veintinueve años de vida, mientras a Plot sólo le faltaba utilizar su tajador para descuartizar los maltrechos huesos de su padre y arrancarle la médula como hacía de modo tan extraordinario con sus presas de caza.
Confusos días se sucedieron, mientras se preparaba el enterramiento de Tlak
Plot se dio cuenta del nerviosismo que se había apoderado de ambos clanes tras la lucha, por su parte Ezkly admiraba la fortaleza, brío y garra con la que los seres que habitaban esas tierras se defendían y luchaban, además había comprobado en persona la capacidad para la caza de Tlak, a pesar de que su clan era más numeroso y que los machos de su grupo le insistían en que atacaran a los neandertales, Ezkly decidió que podía ser una temeridad a la vista de los hechos. Decidió retirarse de aquél lugar, al menos por el momento… ya habría tiempo de volver.
Por su parte los neandertales hicieron amagos de abalanzarse sobre los extraños que los amenazaban pero Plot los dejó marchar, no tenía otro remedio, hizo ver a su gente que aprobaba la retirada de los extranjeros, fue realmente esta decisión de Ezkly, la que posiblemente alteró por completo el futuro devenir del clan y a la vez de la propia humanidad…
Ante los sollozos e imploraciones de Linf a su hijo éste accedió a enterrar a Tlak, Plot jamás le consideraría su padre, en un principio no quería creer la historia que su madre entre lagrimas le estaba relatando pero finalmente admitió que como anterior integrante del clan merecía un digno enterramiento, no obstante en esta ocasión prescindirían de los rituales propios del clan como advertencia a los integrantes que decidieran traicionarlo. Con lo que su viaje a la otra vida resultaría realmente difícil, al no poder contar con el beneplácito de los espíritus protectores del clan…
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